Luís Manuel Gutiérrez, músico y compositor oriundo de Juan Griego, Estado Nueva Esparta, donde vino al mundo el 7 de septiembre de 1896, y nos dijo adiós el 16 de noviembre de 1976. Descendiente de Don Luís Manuel Gutiérrez y Doña Antonia Bernabela Gutiérrez(Ñica). Sus padres lo criaron al lado de sus hermanos Eusebio y Cristina, con muchas carencias, pero con amor y esperanzas. Ya un hombrecito, contrajo matrimonio civil con la ciudadana Isabel Torrens, de cuya unión nacen sus tres hijos, Luís Ramón, Celis Mercedes y Luís Nicolás. Luego el maestro de maestro se casa con la señorita Victoria del Carmen González, de dicha unión matrimonial procrearon sus dos hijas Carmen Luisa y Cristina del Valle, todos profesionales. El noble y digno educador vivió siempre con su honorable familia en la calle “El Sol” de Juan Griego en la casa Nº 51.
Durante su niñez conoció los rigores de la educación escolar: Lectura y escritura, matemática elemental, moral práctica y cívica, etc. en una de las pocas escuelas primarias establecidas en su ciudad natal. Y es a los 18 años de edad, quizás obedeciendo a un impulso vocacional, que se decide a estudiar música. Recibe sus primeras clases del maestro cumanés Antonio Coronado Cuervo (violonchelista). Luego le imparte sus conocimientos de violín el maestro Andrés Rivas, nativo de Pedregales. Prosigue sus estudios con el gran músico y compositor de la época Vicente Cedeño, nativo de Pampatar. Igualmente lo orientan sus maestros: Guillermo Romero Piña (flautista) natural de Santa Ana del Norte y el barcelonés Carlos Guindo Gómez, quien lo formó en armonía, composición, piano y solfeo. Cabe destacar, que el insigne maestro dedicaba sus ratos libres a la relojería y mantenimiento y arreglo de armas de fuego.
Este brillante músico margariteño dejó infinidades de canciones e himnos, entre estos resaltan: El Himno de la Sociedad Benefactora, Centro Sucre de Altagracia, Centro Cultural Bolívar del Maco, Juventud Católica de Santa Ana y la música del inolvidable Himno a las Madres. El espectro de su pentagrama nos legó, obras como: Carolina, Rosita, Teolinda, Gloria, Tacarigua, Raquelita, Mireya, Mírame a los ojos, Iris y Marcelys Rosanna. Funda y dirige en su ciudad natal la Orquesta Selección Juan Griego, la cual estaba integrada por sus discípulos: Pedro Caraballo Hernández (Perucho), Cosme Villarroel González (Cosmito), José Rafael Cova (Chapalengo), Florencio Ortíz (Lencho), Eliseo Rivas, Pedro Rosales, Jesús González Lárez, Rómulo Rivas (Romulito), Lico Lárez y Eleuterio Velásquez (Tello). Además, figuran entre sus alumnos: La compositora Modesta Bor, Premio Nacional de Música, Alberto Valderrama Patiño, fundador de la Orquesta Típica de Margarita, Cecilio Guerra, Francisco Real Brito, Lesbia Bor, Jesús González Millán, Pedro Rosales, José González Vicent (Cheo), Ascensión Gutiérrez Millán(Chonchón) y quien suscribe, entre otros.
Maneque perteneció a esa pléyade de sabios que reducen sus virtudes al pequeño mundo de sus pueblos. Era de estatura pequeña, piel morena, fuerte como el cují, de compostura gallarda y vertical, sin miedo ni dobleces, radiante figura del parnaso neoespartano. Encumbrar su vida y obra es fortalecer nuestra historia espiritual y cultural. El violinista de los crepúsculos nos dejó una huella imperecedera en el surco de la identidad neoespartana. “Honrar, honra” y reconocer la grandeza de su sabiduría y humildad, es un acto de justicia. Recordar su sementera en la que recogió en vida y se sigue recogiendo después de su desaparición, parte de lo mucho que fue su ilusión y desvelos: la música, es glorificar su nombre y enaltecer los valores de la patria chica. Qué hermoso fue su corazón, sembrador fecundo que amó su vocación y la derramó en abundancia sobre nuestra tierra. Gracias, Maestro, y desde el cielo sigue intercediendo por la tierra a la que le diste toda tu vida. jualarez@hotmail.com